Andrés (18-11-2020), María (22-08-2019), Alberto (14-05-2018)… en su memoria. En su memoria quedan los recuerdos que el Alzheimer borró en esas fechas para siempre, quedando prácticamente en el olvido. Ya apenas recuerdan quienes son ni quiénes han sido, sus oficios, los nombres de sus hijos o nietos, sus anécdotas, su historia de vida…En su día a día apenas reconocen el rayo de luz que entra por la ventana de la habitación de la residencia o las manos que le acompañan al comedor y lo alimentan, o esas mismas que los bañan, visten o acuestan… Lo que sí notan, perciben…son esos abrazos y besos, a veces robados, de desconocidos, pero que les saben a gloria…
La Enfermedad de Alzheimer afecta a 55 millones de personas (OMS, 2021). Este dato se espera que se incremente en el año 2050 debido al aumento de la esperanza de vida. En este sentido, el profesional de la psicología posee un papel relevante, no solo en la atención al paciente con demencia, sino también a sus familiares, dotando de un acompañamiento emocional, así como también de pautas para afrontar cada una de las fases de la enfermedad.
Se ha evidenciado que las actividades que se llevan a cabo en los centros de día, en las asociaciones y en las residencias funcionan. Pues el establecimiento de rutinas y hábitos saludables, la práctica de talleres de estimulación cognitiva y de ejercicio físico, o el entrenamiento en habilidades básicas, instrumentales y avanzadas de la vida diaria, entre otras, ayudan a frenar el deterioro. Del mismo modo, el fomento de las redes sociales y la interrelación entre iguales reducen la estigmatización y el aislamiento, pero no podemos esperar a tener un diagnóstico de Alzheimer o Demencia para empezar a trabajar… En este sentido, lo que nos encontramos es que desde las consultas de los especialistas llegan pacientes que suelen ir a centros asistenciales cuando ya es demasiado tarde y la enfermedad ha avanzado a pasos agigantados… Sumado a esto tenemos los retrasos burocráticos (búsqueda de centro, lista de espera, pasar por diferentes fases y reconocimientos, etc.), que provocan que el estado de deterioro cognitivo y funcional de estas personas, cuando al fin llegan al recurso, sea mucho peor.
Por todo ello incidimos en que el foco debe estar centrado también en la prevención, en la psicoeducación, en la detección de fases iniciales, en la creación de más centros para poder darles cabida y proporcionarles los recursos, y por supuesto, en el acceso de estas personas y a sus familias a un equipo técnico multidisciplinar donde se integren los profesionales de la psicología que permitan dotar de una mayor calidad de vida a nuestros adultos mayores.