En este 8 de marzo, el Colegio Oficial de Psicólogos de Melilla con motivo del Día Internacional de la Mujer, desea hacer especial hincapié en la importancia de la educación en igualdad como vía para desterrar la histórica desigualdad de género entre hombres y mujeres.
La desigualdad de género es el resultado de una construcción social y cultural, con graves consecuencias para la mujer que arrastra a día de hoy, a pesar de los avances conseguidos. La brecha salarial, el techo de cristal en lo laboral, una triple jornada (laboral, doméstica y reproductiva), las agresiones sexuales o la terrible lacra de la violencia de género, son ejemplos muy significativos de cómo continua vigente la desigualdad entre hombres y mujeres.
Una desigualdad que se asienta en un machismo heredado a lo largo de los siglos y cuya destrucción es urgente: la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres necesita medidas para acelerar su conquista.
Para construir unos cimientos sólidos de una sociedad más igualitaria y, por tanto, más justa, debemos ir a la raíz. Es necesario que desde la cuna eduquemos en igualdad a niños y niñas, para desterrar los roles, estereotipos y prejuicios de género, construcciones sociales que sustentan la desigualdad y sus repercusiones.
La familia es el principal agente de socialización primaria de la persona, junto con los centros educativos. Aspectos como los modelos representados por padres y madres, los juguetes, los cuentos o el refuerzo de ciertas conductas según las expectativas de género, pueden crear y reforzar los prejuicios de género. Dichos estereotipos y prejuicios se mantienen en la edad adulta, consolidando una óptica masculina del mundo, en el que las capacidades y oportunidades de las mujeres se desdibujan debido a esa socialización diferenciada por razón de género.
La coeducación, es decir, la educación en igualdad para evitar las discriminaciones o desigualdades por motivo de género, así como la corresponsabilidad en el hogar, consistente en que hombres y mujeres se responsabilicen por igual de las tareas domésticas, son esenciales para desmontar las bases de la desigualdad.
Es necesario mejorar en cantidad y en calidad los recursos y los instrumentos de educación y socialización con el fin de eliminar los comportamientos y actitudes sexistas, y eso pasa por trabajar la igualdad en todas las etapas educativas.
La figura del psicólogo o la psicóloga educativa es la ideal para desarrollar esta labor en los centros escolares, en el que se aborden aspectos como la educación afectivosexual, la igualdad, la gestión de las emociones, etc. Porque solo educando en igualdad desde la infancia conseguiremos superar el machismo en la sociedad.